martes, 6 de diciembre de 2011

El eco de los aullidos

La memoria es un bosque plagado de lobos, que aúllan rompiendo los tímpanos del límite de tus piernas. Los pasos. Los pasos se detienen en la carretera que lleva al pensamiento líquido. Huele a asfalto porque los sueños se convirtieron en cenizas. Arena y fuego. Agua y carne. Todos somos todo porque no somos nada. Desiertos contaminados de gritos. Sangre derramada por la virtud del olvido. Aquí, somos una ciudad donde los atascos se congelan con el tiempo. El frío no cesa nunca, el frío no descansa nunca, el frío no se calla nunca. El frío. Y lo amordazo con las agrietadas manos podridas de batallas. Todos los juegos expulsan del tablero a las almas confusas. Todos los juegos son del frío. Y el frío es un juego. Delirio.