jueves, 24 de febrero de 2011

Desdoblamiento en flor.

Los poetas han muerto. Por eso sentado en las ruinas de su casa de humo recuerda las palabras que escribió bajo el cerezo. No eran suyas ni eran de nadie. Porque bajo los efectos de la melancolía la expresión se le antojaba prostituta. Llamaba por su nombre a todos los fantasmas que le visitaban. Porque era así, gota a gota, como se consumía el gemido ahogado que trasnochaba en sus entrañas. ¿Qué importaba si todos los mapas habían ardido con furia? De todos modos, el camino desdibujado de sus pupilas dilatadas se demoraba fácilmente. Una salida de emergencia a la furtividad de sus piernas atadas. Un esbozo a cámara lenta de sus deseos. La perversión del artista. Cómo hacer propio lo que la mano ajena arrancaba de la profundidad del alma. Sin entender el entendimiento de los universos que inventó para redimirse. Lento. Rápido. Como fluye la sangre por unas venas apuñaladas por los años que se calcifican en las páginas. Un libro que nunca cerraron en aquella tienducha del sur de ninguna parte.

domingo, 20 de febrero de 2011

Humo.

No aprietes. No aprietes. No aprietes. No aprietes. No aprietes. ¿No notas el picor en la garganta? Como guindillas punzantes. No aprietes. No aprietes No aprietes. No aprietes. Ya pasa. Ya. Todos los que juzgaron lo hicieron desde la comodidad. No aprietes. No aprietes. Ya pasa. Ya han desaparecido todos. Todos los que hablaron lo hicieron desde la ignorancia. ¿Habías visto alguna vez un abismo tan maravilloso? Eres libre para ser quien eres. Es lo que te diferencia de los demás. No aprietes. No aprietes. No aprietes. No aprietes. Siente el humo dentro. Siente el humo dentro. Dentro. Dentro. Dentro. Es una perversión perturbadora. No aprietes. Libertad, no aprietes. Ya se han ido. Libertad, no aprietes.

sábado, 5 de febrero de 2011

Amagos de delirio.

Corre y corre y corre. Calle abajo. El viejo muro de ladrillo cada vez está más cerca y se dirige hacia él sólo para frenar antes de chocar. Amor por la adrenalina. Y se despierta, se despierta sudando porque ha estado a un segundo de chocar y sentir el golpe.

Se coloca los auriculares. David Bowie canta su I'm deranged y se siente protagonista de carretera perdida. Atrapada en una fantasía de Lynch. Con todos esos alter egos acosándola por la espalda en una experiencia única.

Percepción renovada y caliente. Humedad en los huesos y viento en el alma. Ahora camina por las paredes como en un videoclip de Placebo. No puede parar. Su mente va a mil por hora. Más rápido que la de el resto. Mucho más. Por eso sabe que les lleva ventaja. Vé a través de las paredes.

Su corazón late muy fuerte y sabe que está viva. Viva. Y su poder especial es no distinguir realidad y sueño. El embriagador aliento del subconsciente. Late, late, late. Rojo y ardiente como unos labios de media noche.

Suena el teléfono y su sombra al otro lado le dice que ha llegado el momento. Rompe los papeles, quema las maderas del paraíso olvidado. Escucha las palabras que nunca dijeron. Y ahora lo sabe. Lo sabe. Lo sabe.







Harder faster, forever after,
harder faster, forever after,
harder faster, forever after,
forever after.

None of you can make the grade,
none of you can make the grade,
none of you can make the grade,
none of you can make the grade.

Harder faster, forever after,
harder faster, forever after,
harder faster, forever after,
forever after.

None of you can make the grade,
none of you can make the grade,
none of you can make the grade,
none of you can make the grade.

-Placebo-