sábado, 5 de febrero de 2011

Amagos de delirio.

Corre y corre y corre. Calle abajo. El viejo muro de ladrillo cada vez está más cerca y se dirige hacia él sólo para frenar antes de chocar. Amor por la adrenalina. Y se despierta, se despierta sudando porque ha estado a un segundo de chocar y sentir el golpe.

Se coloca los auriculares. David Bowie canta su I'm deranged y se siente protagonista de carretera perdida. Atrapada en una fantasía de Lynch. Con todos esos alter egos acosándola por la espalda en una experiencia única.

Percepción renovada y caliente. Humedad en los huesos y viento en el alma. Ahora camina por las paredes como en un videoclip de Placebo. No puede parar. Su mente va a mil por hora. Más rápido que la de el resto. Mucho más. Por eso sabe que les lleva ventaja. Vé a través de las paredes.

Su corazón late muy fuerte y sabe que está viva. Viva. Y su poder especial es no distinguir realidad y sueño. El embriagador aliento del subconsciente. Late, late, late. Rojo y ardiente como unos labios de media noche.

Suena el teléfono y su sombra al otro lado le dice que ha llegado el momento. Rompe los papeles, quema las maderas del paraíso olvidado. Escucha las palabras que nunca dijeron. Y ahora lo sabe. Lo sabe. Lo sabe.







Harder faster, forever after,
harder faster, forever after,
harder faster, forever after,
forever after.

None of you can make the grade,
none of you can make the grade,
none of you can make the grade,
none of you can make the grade.

Harder faster, forever after,
harder faster, forever after,
harder faster, forever after,
forever after.

None of you can make the grade,
none of you can make the grade,
none of you can make the grade,
none of you can make the grade.

-Placebo-

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