
Lleva en el bolsillo la página arrugada que arrancó del libro que leía esta mañana. Está realmente enfadada con ese libro, ¿cómo se atrevía a contradecirla? Los gatos pueden hablar y las flores resucitan. Los leones también se besan, las luces de las farolas son señales del cielo, las nubes forman curiosas siluetas con las que jugar a las adivinanzas. El universo sonríe porque ella así lo quiere. ¿Cómo se atreven aquellas páginas a limitar las posibilidades de un mundo magnífico?
Siempre ha preferido escribir sus historias. Dibujar sus sueños.
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